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| WRC Argentina: una experiencia de talla mundial |
| lunes, 31 de marzo de 2008 |
 Por Lucho Alayza.- Hola amigos de Peru Acelera, acabo de regresar de Córdoba -centro neurálgico de la 4ta fecha del Campeonato Mundial de Rally (WRC)- con muchas anécdotas, sorpresas y curiosidades. Iré en orden. El día jueves se realizó el Shakedown en las afueras de Villa Carlos Paz, un pueblito (muy desarrollado, por cierto) que queda a una hora de Córdoba capital. Desde ese momento, el clima nos dio una idea de lo que vendrían los siguientes días: lluvias incesantes, enceguecedoras neblinas y peligrosos barriales. Empecé mi acercamiento con los World Rally Cars en el parque de servicio. Tuve la suerte que todos ellos estaban bajo sus toldos, en plenas reparaciones y modificaciones, y alistándose para la partida simbólica de la noche. Un detalle que me llamó la atención fue la presencia de varios autos Volvo S60 como vehículos de reconocimiento. Al parecer son autos muy resistentes y con una potencia nada desdeñable. Tenían aros de competencia, pero llantas y suspensión de calle. Otro aspecto que debo mencionar es que el parque de servicio se separa en tres ambientes: la zona de los WRC, donde no sólo entran los equipos oficiales sino también los privados (como Conrad Rautenbach) pero sólo están los vehículos WRC. En este ambiente (inmensamente amplio) habían tiendas, kioskos y exhibiciones de autos. Al lado de este lugar había un espacio más pequeño y con más autos, donde se acomodaronn todos los autos inscritos en el P-WRC. Estos son los conocidos N4, aunque también formaba parte el Peugeot Súper 2000. Los carros que vi aquí son, en gran mayoría, Mitsubishi Evo VII, VIII y IX, además del Subaru Impreza 2005, 2006, 2007 y el nuevo 2008 en un buen número. Luego, un poco más allá y sobre una cancha de rugby, la zona de "el resto". Aquí estaba el Tango Rally Team, que presentó varios carros (todos Evo IX) además del equipo Barattero y los suicidas carros de tracción simple (mis colegas). Déjenme decirles que los toldos de servicio no son muy diferentes a los que armamos aquí. Las diferencias más saltantes son que cada toldo tiene su camión de repuestos detrás de él, el espacio está cercado (para que el público tome su distancia) y todos tienen muchas sillas y mesas para la comodidad del equipo. Son detalles que no cuestan mucho y que son necesarios. Aproveché para tomarme fotos con Travis Pastrana y con Mikko Hirvonen (con cara de "toma tu foto que me tengo que ir"). A Sordo y Wilson los ví pero no me dieron ganas de tomarme foto con ellos. A Loeb, Galli y Henning Solberg jamas los ví. Era como ir al zoológico y esperar que salgan los animales de sus cuevas. Algunos salían a tomarse fotos, otros nunca aparecieron.
En la noche, la partida simbólica no tenía nada que envidiarle a las que tuvimos en el Codasur y en Caminos del Inca. Un escenario enorme, luces, pantallas gigantes... en fin, lo único que tenian ellos era una caida de ¿agua? a la entrada de la rampa. La diferencia era que esto lo presenciaron alrededor de 50 mil personas, si no fueron más. Las calles abarrotadas de gente durante cuadras y cuadras y la robadera tampoco se hizo esperar.
El viernes nos recogieron a las 5:30 am para encontrar sitio en uno de los cuatro escenarios que se iban a correr al norte de Córdoba, donde primó la lluvia y el barro. Afortunadamente en Capilla del Monte (donde estuve) salió un sol radiante. El primer detalle que nos llama la atención es la seguridad. Ordenar a casi un millón de fanáticos -entre borrachos y locos- es una tarea sumamente complicada para los cientos de policías que custodiaban la ruta. Las rutas estaban cerradas desde la noche anterior y el único acceso era peatonal. Aún así, faltando 2 horas para el inicio del especial, era difícil cruzar la pista para encontrar un sitio más interesante, porque la policía venía y te sacaba a la fuerza. El orden se hizo respetar. Es por ello que mi ubicación nunca fue la mejor, porque a pesar de estar a un metro de la pista, me tuve que conformar con ver los autos durante sólo 5 segundos. Luego de los WRC, pasaban los N4 con una diferencia de 1 minuto entre cada uno, haciendo de éste un rally muy fluido. Pasaban los últimos N4 y el público comenzaba a irse, unos a comer su parrillada y otros a buscar otro especial. Los carros chicos pasaron casi "sin perro que les ladre". Me quedé para la segunda pasada y los carros pasaron al remango, todos al límite.
El sábado nos volvieron a recoger a la misma hora, esta vez para ir al sur de Córdoba, por unas carreteras muy similares a la bajada a San Ramón. Cuando paramos a tomar desayuno, fuimos alcanzados por los WRC que iban en enlace a su primer especial del día. Fue emocionante escucharlos desde kilómetros atrás, haciendo eco entre las montañas y patinando en el asfalto húmedo de la madrugada. Continuamos el camino hacia Santa Rosa de Calamuchita, donde nos paramos al inicio del especial y vimos pasar los carros con mucha más cautela que el día anterior. Los helicópteros volaban encima de nosotros y la gente seguía entrando al especial aún cuando este ya había comenzado. Era impresionante la multitud. Luego de la primera pasada, nos tocaban 5 horas de espera para la siguiente, así que nos fuimos al parque de servicio a matar tiempo. Con el servicio vacío (obviamente llegamos tarde) y sólo trabajándose los carros abandonados de Latvala, Galli y Perez Companc, regresamos a Córdoba a presenciar el súper especial. El escenario era un pampón detrás del Estadio Chateau Carreras, donde se hizo un trazado interesante y complicado, por la cantidad de barro que se formó.
El día domingo había tal tormenta que decidimos quedarnos en el hotel a ver el final del rally por TV, que lo pasaban en vivo. Me dicen que salí en ESPN.
En resumen, el Rally Argentina demostró ser demoledor para los pilotos y sus autos. Demostró además que el ese país hay más afición que en cualquier parte del mundo y que la organización es de primer nivel (para que no se haya cancelado un sólo especial). Es un rally largo, sólamente por sus enlaces: Córdoba es el centro del rally, pero los especiales se corren a 150 km al norte y 150 km más al sur. Es como hacer parque de servicio en Lima, pero correr los especiales en Cañete y en Huacho, regresando a Lima exclusivamente para el servicio a la mitad del día.
Esta vez el clima no ayudó, pero fue un Rally emocionante, entretenido y nos sirve para tomar ejemplos de la cantidad de detalles ingeniosos que podemos aplicar en el rally peruano.
Lo invitamos a ver y leer más incidencias en la web personal de Lucho, dándole clik Aquí
Saludos
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